ALIMENTACIÓN EN EL ANCIANO

Asegurar una correcta alimentación en nuestros mayores es muy importante para mantener su actividad física (si su estado lo permite) y mental. Una mala alimentación les puede llevar a un cansancio crónico, adormecimiento, pérdida de peso y con ello de fuerza, lo que desemboca en una progresiva inmovilización. También es importante evitar la deshidratación, la cual, grave de por sí, suele agravarse en ancianos por la acumulación de medicamentos. Una deshidratación afecta directamente a la función renal: mecanismo mayoritario de eliminación de medicamentos, los cuales, sin una función renal a pleno rendimiento, iran acumulándose,  intoxicando así  al paciente.

 Por todo esto es importante controlar la dieta de nuestros mayores que debe basarse en las recomendaciones de un profesional sanitario, que conozca su estado de salud; hipertensión, diabetes... Pero igualmente importante es asegurar su correcto cumplimiento, primero convenciendo al paciente de su importancia (no siempre tarea fácil) y en segundo lugar dándole en caso necesario las herramientas adecuadas para hacerlo.

Esas ayudas, de ser necesarias, pueden ser ayudas físicas como platos y vasos adaptados, cubiertos flexibles que pueden adaptarse  mejor a los movimientos del paciente, utensilios de ayuda para abrir botes, baberos adaptados...

 Otra opción son las ayudas en la alimentación como ahora los espesantes en caso de problemas a la hora de tragar líquidos, pueden usarse en agua, zumos, sopas, purés... También existen purés y papillas preparadas especialmente para este tipo de pacientes. 

En último lugar existen los sustitutivos: batidos en polvo o ya preparados y que están compuestos por todos los componentes necesarios de la dieta y que se utilizan,  dependiendo del caso para complementar la dieta o como única alimentación completa. Existen múltiples presentaciones y fórmulas por lo que debe consultar con su médico o farmacéutico el más indicado para cada caso.

EJEMPLOS DE AYUDAS FÍSICAS

ESPESANTE ALIMENTICIO