Cuando eres farmacéutico y los padres de niños
pequeños te comentan la preocupación que tienen por ver que sus hijos siempre
están malitos o resfriados, con mocos y fiebre… piensas: prepararé un artículo
para tratar de tranquilizarles. Y aquí está mi pequeña aportación a la
tranquilidad que merecéis.
Generalizando, no hay que preocuparse más de lo
normal ante síntomas como mocos, fiebre, tos, dolor de oídos…sobretodo si éstos
van precedidos del inicio del curso escolar o la llegada del frío...(como es el
caso)
LO QUE HAY QUE HACER EN ESTE
CASO ES ACUDIR AL PEDIATRA DE VUESTRO HIJO YA QUE ES ÉL EL PROFESIONAL QUE OS
INDICARÁ QUÉ MEDIDAS TOMAR
Éste problema es frecuente en el niño que va a la
guardería o al curso de educación escolar infantil, por varias razones:
- no tienen todavía suficiente conocimiento sobre las
medidas higiénico-sanitarias que les prevendrían del contagio
- y su sistema inmunitario todavía no es fuerte en
esas edades
LOS TEMIDOS RESFRIADOS
Respecto a los resfriados, éstos son de origen
vírico: los virus se transmiten de un niño a otro a través de las secreciones
respiratorias, del contacto a través de las manos y de los objetos previamente
infectados con los virus.
¿Cómo se contagian?:
si un niño está enfermo, es decir, infectado por los virus, cuando estornuda e
incluso cuando respira, elimina a través de las vías respiratorias una gran
cantidad de virus, los cuales quedarán dispersos en el ambiente, en sus manos,
nariz, boca…y se mantendrán vivos una media de unas 6 horas.
Como es de suponer, en contacto con otros niños, es
muy fácil que éste contagie a sus compañeros: basta con tocarles las manos con
las suyas infectadas al estornudar… y que éstos se lleven las manos a la boca,
nariz, ojos… incluso al compartir juguetes u objetos previamente contagiados
con los virus.
¿Cómo evitar al máximo
el contagio?:
Lavándose las manos a menudo, no solamente los niños
enfermos, sino los niños sanos susceptibles de
contagio. También se pueden hacer lavados nasales con
suero fisiológico.
Es importante mantener al niño enfermo en casa a la
espera de su recuperación; de este modo, si todos los padres hacen lo mismo,
podemos evitar un contagio masivo. Ésta medida sirve para todas las infecciones
en general, aunque hay que tener en cuenta que ciertas enfermedades o
infecciones tienen un periodo de incubación, y los síntomas se manifestarán al
tiempo después del contagio.
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